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Ángel
31 octubre, 2016|Historias de vida

Ángel

Ángel

Ángel del desamparo abre los ojos y se sabe solo. Tiene meses de nacido, pero es viejo en emociones. La vida le ha enseñado que llorar no llama la atención de nadie. Los días sin alimento y la desnutrición lo mantienen muy débil, pero no lo suficiente para no sentir en su espalda la humedad del piso.

Ángel del dolor agita sus bracitos en un intento por abatir a los cientos de hormigas gigantes que mordisquean su desnudo cuerpo. Se revuelve en sí mismo con un llanto incontenible, pero el ejército es más poderoso y jala con insistencia hasta arrancarle pequeños trozos que quedan como lunares para la posteridad. La impotencia de su gesto al ver como es devorado en vida, parece gritar: “¡Dios! ¿Cómo es que se te ocurrió crear un animal tan débil, tan indefenso?”

Ángel sin nombre es del color de nuestra tierra. Desconoce calendarios y cumpleaños, ¿cuál es su origen?, ¿dónde nació? No pregunta por nadie. Conviene olvidar los porqués, antes de siquiera averiguarlos.

Ángel de la miseria, no es más que otro hijo de México, expulsado del fondo de sus entrañas, producto del mismo México de los noticieros: el de la inmundicia, la podredumbre, las estadísticas. Los olvidados.

Ángel de la soledad, ha sido abandonado. Sin saberlo, el mismo Dios al que aún no conoce lo acurruca en una casa hogar, para su fortuna, plagada de amor y entrega comprometida. Con sus bellos ojos negros, incrédulo, observa el caminar de su madre que se aleja. Ella no se ha dado cuenta que ni el mismo chal con que se tapa, disimula el inmenso abismo que alberga en su oscura alma. No se ha dado cuenta que ese mismo velo es el que dejó estampado en las pupilas de su crío.

Los extraños recovecos, giribillas, con las que el destino juega con nosotros a placer, te trajeron a nuestra casa.

Ángel del medio día, duerme horas de cuna de algodón. Come, juega, ríe; se alimenta con ansia de todo lo que atrapa a su paso, pero Ángel ¿a qué has venido? Seguro es que tienes algo que contarnos.

Ángel de las quimeras, en sueños, sus dos años vuelan un papalote por el campo. Su algarabía llena la pradera y es que ahora el cometa lo ha elevado a un feliz punto en el que la hormiga del hambre, la de la angustia y la hormiga de la incertidumbre no lo pueden engullir más.

Ángel de la sanación aprovecha estos días de tregua para colmarse de frutas, de mirar lucecillas navideñas y retozar por el jardín para jalarle la cola a la “Chispa” y huir de prisa ante sus juguetones ladridos.

Por su diccionario ahora se pasean un sin fin de palabras y significados jamás oídos, quizá baste con que se grabe una: amigos.

Ángel de la luz, siente tu mano tibia que cobija su cuerpo y vive a través de ella un sentimiento nuevo de fe. ¿Lo ves? Lo que Ángel del perdón vino a contarnos es que gracias a ti, a tu infinita capacidad maternal, a tu paciencia, a tu bondad, a tu desinterés, a tu amor, hay esperanza de un mejor mañana; y qué más da, lo importante, lo que en verdad es gozable, memorable, imborrable, es el hoy, el ahorita. Tu mano en la suya.

 

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Alejandro Mier
"Mis Andares, no son más que historias de esas que escuchamos a diario y que por creerlas de interés o que aportan algo en este loco afán de tratar de entender el comportamiento humano, me parecieron dignas de dejarlas por escrito. Te aseguro que después de leer algunos de mis Andares, notarás que tú también tienes muchas historias que merecen contarse... si las quieres compartir, son bienvenidas! Por lo pronto, será un placer encontrarte... en los Andares de la vida".